17/6/08

Las bodegas se hunden


Aparte de los lagares y bodegas que aún se conservan dentro de la misma edificación que sirve de vivienda, existe una zona, prolongación de Campillo, que forma un barrio dedicado –en otro tiempo- a la elaboración y conservación del vino. En la actualidad gran parte de estos edificios se encuentran en ruinas. Sobre las bodegas quedan, como testimonio del esfuerzo que supuso su construcción, grandes montículos creados con la tierra que se sacaba según se avanzaba la galería. Estas construcciones se han hundido en parte por el abandono y también por el paso continuo de vehículos –también de gran tonelaje- que circulan por la carretera que divide en dos la zona; esta carretera ha tenido que ser reparada en muchas ocasiones por los derrumbes. A pesar de los socavones la carretera sigue sin ser desviada.
Tímidamente se van arreglando o transformando alguna de estas construcciones para uso exclusivo como merendero. Afortunadamente se mantiene la solución tradicional en la pavimentación de las calles de esta zona: cascotes de piedra y tierra apisonados. Si no se asfalta y se conservan las zarceras se evitará un deterioro mayor de las construcciones -y su derrumbe- por la falta de ventilación natural.
El asfaltado de las calles de los pueblos-crea una capa impermeable- provoca humedades por capilaridad en los muros de las casas; aparecen las sales y se deshace la piedra por la acción combinada de varios factores.