Campillo de Aranda.: Nieve. Desde Campillo, al sur el Valle del Riaza y La Serrezuela.

28/12/08

Nieve. Desde Campillo, al sur el Valle del Riaza y La Serrezuela.

1 comentario:

Anónimo dijo...: Qué fotos más bonitas, me recuerdan cuando de niños se helaban el navajo y la poza y podiamos patinar sobre la superficie.; 6 de enero de 2009, 22:39

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Campillo de Aranda

Campillo de Aranda no está padeciendo- por el momento- la transformación acelerada e irreversible de su conjunto urbano y su entorno tal y como está ocurriendo en poblaciones cercanas; nos referimos a los pueblos próximos a Aranda de Duero. Este cambio suele afectar a la parte más sensible y de mayor impacto visual, principalmente en el borde urbano. Se rompen así, con mayor o menor agresividad, la armonía que aún conservan nuestros pueblos.
Esto no es sólo una cuestión estética, un pueblo es un espacio donde se relacionan las personas que lo habitan en comunidad , no es un espacio para la especulación urbanística.

El hábitat construido tradicional constituye una de las manifestaciones que reflejan de un modo más completo la actividad humana, en toda su diversidad geográfica. En la arquitectura tradicional se expresa la cultura del hombre, su identidad y la enorme riqueza cultural, en su diversidad, que el planeta atesora. En efecto, la construcción popular es un reflejo, no de la individualidad humana, de sus más singulares expresiones, sino de su cotidianeidad, de su más completa manifestación como conjunto de su cultura. Félix Benito Martín: La arquitectura tradicional de Castilla y León.

La degradación de los pueblos

Se ha producido en muchos pueblos la construcción acelerada – desbocada en algunos casos – de casas unifamiliares, adosados, pareados etc. Esta moda reciente, muy discutible en tantos aspectos, está más relacionada con el precio del suelo en las ciudades, con la especulación, y con el pasado auge inmobiliario, que con la cacareada calidad de vida que tanto publicitan los vendedores del sector. El resultado son barrios residenciales de una ciudad, en este caso Aranda, que crecen desproporcionadamente y a un ritmo mayor que el pueblo que los acoge. Mientras queda el núcleo original, en evidente contraste, con edificios de construcción tradicional cerrados o abandonados hasta su ruina o hasta que queden convertidos en solares pendientes de ocupación. Estos solares se edifican después, con menor o peor acierto, creando unos espacios urbanos desordenados y sin carácter.

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