El Torreón desde el Valle del Riaza.
Tenadas y otras construcciones
Habitantes míticos: los moros
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Los moros de las leyendas populares no son, por supuesto, habitantes históricos de un territorio; son personajes legendarios. Por lo tanto, no pertenecen a la historia, no se pueden situar en ninguna diacronía, pese a que ciertos historiadores, que no han entendido acaso las creencias de tipo mítico, hayan intentado conciliar lo inconciliable. En la Ribera, los moros son habitantes de cuevas, castillos; constructores de fuentes, subterráneos y bodegas, y guardadores de tesoros. Al hablar de las cuevas ya hemos citado las Cuevas de los Moros, subterráneos artificiales bajo la iglesia y cementerio de Moradillo, las de igual nombre de Fuentenebro, éstas naturales, y en Guzmán, la Cueva de la Mora. De todas ellas se dice más o menos lo mismo; allí vivieron los moros y dejaron grandes tesoros enterrados para quien sepa hallarlos. En muchos lugares se cree también que las bodegas subterráneas que tanto abundan "son del tiempo de los moros"; a veces, se metía miedo a los niños, cuando bajaban a la bodega, diciéndoles que tuvieran cuidado, no se les fuera a aparecer un moro o una mora .
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Muchas de estas leyendas pueden tener su origen en un intento de explicación de topónimos que son etimologías populares . Bastantes topónimos en los que aparecen las voces moro, mora, moradillo, morato, moratín, etc., son en realidad vocablos prerromanos formados sobre una raíz morque puede tener dos significados: «alto» y «agua» . El primero puede estar en topónimos como Alto el Moro (Peñaranda), Campo Moro (Fuentenebro), Revilla Mora (Boada), Cuesta Morilla (Villatuelda) y el nombre del pueblo Moradillo de Roa. El segundo aparece, quizás, en los nombres de fuentes o de lugares por los que corre el agua: Val de Moro (Aranda), Val de Mora (Milagros), Valmoro (Vadocondes). Aunque en principio no tenían nada que ver con la voz romance moro, la voluntad de asimilar lo desconocido a lo familiar hizo que se confundieran, como sucede siempre en las etimologías populares.
Antiguas creencias populares
Arturo Martín Criado
Habitantes míticos: los moros
En etnografía, suelen considerarse habitantes míticos aquellos que, según creencia de quienes ahora habitan un país o territorio, han vivido allí antes que ellos, aunque no se consideren sus descendientes directos, ni se identifiquen con ellos, sino sus sucesores en la ocupación de aquel lugar. Como testimonio de su presencia, de su actividad, han permanecido restos culturales, como castillos, dólmenes, casas, etc. Hablan de ellos como si de un pueblo desaparecido se tratara, pero, a veces, como si vivieran, o hubieran vivido hasta hace poco, ocultos o semiocultos. En todos los países existen estos antepasados míticos; en España, son los moros; en Francia, los paganos, los moros; en Alemania, los hunos, los paganos; en Irlanda y Gales, los celtas, los romanos, los teutones .
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Los moros de las leyendas populares no son, por supuesto, habitantes históricos de un territorio; son personajes legendarios. Por lo tanto, no pertenecen a la historia, no se pueden situar en ninguna diacronía, pese a que ciertos historiadores, que no han entendido acaso las creencias de tipo mítico, hayan intentado conciliar lo inconciliable. En la Ribera, los moros son habitantes de cuevas, castillos; constructores de fuentes, subterráneos y bodegas, y guardadores de tesoros. Al hablar de las cuevas ya hemos citado las Cuevas de los Moros, subterráneos artificiales bajo la iglesia y cementerio de Moradillo, las de igual nombre de Fuentenebro, éstas naturales, y en Guzmán, la Cueva de la Mora. De todas ellas se dice más o menos lo mismo; allí vivieron los moros y dejaron grandes tesoros enterrados para quien sepa hallarlos. En muchos lugares se cree también que las bodegas subterráneas que tanto abundan "son del tiempo de los moros"; a veces, se metía miedo a los niños, cuando bajaban a la bodega, diciéndoles que tuvieran cuidado, no se les fuera a aparecer un moro o una mora .
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Los moros y moras son también constructores y habitantes de algunas fuentes que tienen propiedades especiales; ya he hablado de la Fuente los Moros de Castrillo de la Vega. Otras son la Fuente la Morita en Gumiel de Hizán y Fuente Morilla en Peñaranda. En el castillo de esta última villa vive encantada una mora que es conocida como la cantamora . Otra habita la ruina del castillo roquero de Curiel (Valladolid), y baja a lavarse al río Duero por un túnel secreto. Otros lugares en los que aparece algún elemento extraño o llamativo se relacionan con ellos; en San Martín de Rubiales está, en el vallecito que hay al este del pueblo, el Cementerio de los Moros, del que habla P. Madoz, donde debieron encontrarse restos humanos antiguos. El mismo autor menciona el Cerrillo de los Moros, de Cabañes de Esgueva, donde "hubo un grande edificio, del cual sólo se conservan algunas cuevas y un sepulcro, que han dado origen a muchas supersticiones" . En la actualidad se conservan restos de la Casa de los Moros, la Fuente la Mora y la Cueva del Moro, que se comunica con la iglesia del pueblo. En Aranda existe el Hito de los Moros, canto o mojón cuya colocación les es atribuida, como en otros lugares se hace a Sansón , Roldán , los gigantes, etc.
Los moros y moras son también constructores y habitantes de algunas fuentes que tienen propiedades especiales; ya he hablado de la Fuente los Moros de Castrillo de la Vega. Otras son la Fuente la Morita en Gumiel de Hizán y Fuente Morilla en Peñaranda. En el castillo de esta última villa vive encantada una mora que es conocida como la cantamora . Otra habita la ruina del castillo roquero de Curiel (Valladolid), y baja a lavarse al río Duero por un túnel secreto. Otros lugares en los que aparece algún elemento extraño o llamativo se relacionan con ellos; en San Martín de Rubiales está, en el vallecito que hay al este del pueblo, el Cementerio de los Moros, del que habla P. Madoz, donde debieron encontrarse restos humanos antiguos. El mismo autor menciona el Cerrillo de los Moros, de Cabañes de Esgueva, donde "hubo un grande edificio, del cual sólo se conservan algunas cuevas y un sepulcro, que han dado origen a muchas supersticiones" . En la actualidad se conservan restos de la Casa de los Moros, la Fuente la Mora y la Cueva del Moro, que se comunica con la iglesia del pueblo. En Aranda existe el Hito de los Moros, canto o mojón cuya colocación les es atribuida, como en otros lugares se hace a Sansón , Roldán , los gigantes, etc.
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Muchas de estas leyendas pueden tener su origen en un intento de explicación de topónimos que son etimologías populares . Bastantes topónimos en los que aparecen las voces moro, mora, moradillo, morato, moratín, etc., son en realidad vocablos prerromanos formados sobre una raíz morque puede tener dos significados: «alto» y «agua» . El primero puede estar en topónimos como Alto el Moro (Peñaranda), Campo Moro (Fuentenebro), Revilla Mora (Boada), Cuesta Morilla (Villatuelda) y el nombre del pueblo Moradillo de Roa. El segundo aparece, quizás, en los nombres de fuentes o de lugares por los que corre el agua: Val de Moro (Aranda), Val de Mora (Milagros), Valmoro (Vadocondes). Aunque en principio no tenían nada que ver con la voz romance moro, la voluntad de asimilar lo desconocido a lo familiar hizo que se confundieran, como sucede siempre en las etimologías populares.
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Otro personaje mítico relacionado con las ruinas de castillos o las casonas de algunos pueblos es el feudal, que, según C. Alonso del Real , tuvo su origen en el Romanticismo y llegó, a lo largo del siglo XIX, a formar parte de la cultura popular. El feudal es el señor, el dueño de tierra y personas, que ejerce su tiranía desde un castillo o una casona, conocida como la Casa Grande o de manera similar. En Campillo, por ejemplo, la Casa del Feudal está en la calle Real, cerca de la iglesia y el señor tenía derecho de «espedernada» (sic) sobre las mujeres de sus dominios. Con el derecho de pernada se ha relacionado también la costumbre de Peñaranda de Duero de que los recién casados suban a bailar al castillo nada más salir de la iglesia; esto mismo se acostumbraba en Peñafiel y otros pueblos . Parece ser un mito de origen literario romántico difundido por los novelistas folletinescos, si bien la realidad, a veces, no anduvo lejos de la ficción; basta leer la obra histórica Malhechores feudales, del profesor Salustiano Moreta .
Otro personaje mítico relacionado con las ruinas de castillos o las casonas de algunos pueblos es el feudal, que, según C. Alonso del Real , tuvo su origen en el Romanticismo y llegó, a lo largo del siglo XIX, a formar parte de la cultura popular. El feudal es el señor, el dueño de tierra y personas, que ejerce su tiranía desde un castillo o una casona, conocida como la Casa Grande o de manera similar. En Campillo, por ejemplo, la Casa del Feudal está en la calle Real, cerca de la iglesia y el señor tenía derecho de «espedernada» (sic) sobre las mujeres de sus dominios. Con el derecho de pernada se ha relacionado también la costumbre de Peñaranda de Duero de que los recién casados suban a bailar al castillo nada más salir de la iglesia; esto mismo se acostumbraba en Peñafiel y otros pueblos . Parece ser un mito de origen literario romántico difundido por los novelistas folletinescos, si bien la realidad, a veces, no anduvo lejos de la ficción; basta leer la obra histórica Malhechores feudales, del profesor Salustiano Moreta .
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