Construir, habitar, pensar es el título de una conferencia dada por Martin Heidegger en Darmstadt en 1951. Los alemanes entonces necesitaban viviendas, durante la Segunda Guerra Mundial los aliados bombardearon Alemania dejando, en muchos casos, ciudades enteras reducidas a ruinas: es impresionante ver fotografías de Colonia (Köln) en 1945 como un mar de escombros en el que sobresalen los restos de la catedral[1].
Se pensaba que la solución era la construcción masiva de viviendas para así cubrir la gran demanda de las mismas. Ayer como hoy, estas construcciones de horribles pisos-colmena se construyen más como forma de hacer negocio que como lugar para habitar. La persona mora en ellas y sin embargo no habita en ellas: si habitar significa únicamente tener alojamiento[2].
Ese habitar,para Heidegger, tiene una dimensión trascendente que va más allá del construir.
Porque construir no es sólo medio y camino para el habitar. El construir ya es, en sí mismo, habitar. ¿Quién nos dice esto? ¿Quién es que puede darnos una medida con la cual podamos medir de un cabo al otro la esencia de habitar y construir?[3]
Memoria del fulgor. 01.01 Julián Valle 2001
....es el lenguaje, pero no aquel que está cosificado por el sobrehuso de los conceptos fundamentales: Heidegger se vale del idioma materno –el alemán- y también lo usa como materia prima para crear nuevas palabras –no cosificadas- destinadas a ser usadas en el desarrollo de su filosofía. Hace una arqueología etimológica. Cuando se pregunta por el significado de construir toma una palabra del antiguo alto-alemán, buan, que significa habitar; construir, bauen, significa originalmente habitar; y bauen, buan, bhu, beo es la palabra bin, que es soy en castellano: ich bin, du bist sería yo habito, tu habitas.
Ser hombre significa habitar: estar en la tierra como mortal, significa habitar. La antigua palabra «bauen» significa que el hombre «es» en la medida en que «habita»[4]
Memoria del fulgor. 01.01 Julián Valle 2001
-gres- 33,5 x 16,6 x 39 cm.
Bauen significa al mismo tiempo abrigar y cuidar, este construir no es ningún producir. El lenguaje retira el significado propio, originario, de la palabra en un primer plano, pero no enmudece simplemente guarda silencio.[5]
Heidegger pide escuchar lo que el lenguaje dice en la palabra construir, y oiremos tres cosas:
1º Construir es propiamente habitar.
2º El habitar es la manera como los mortales son en la tierra.
3º El construir como habitar se despliega en el construir que cuida, que cuida del crecimiento…y en el construir que levanta edificios.[6]
Esta forma de ser conscientes del construir como habitar tiene verdaderamente melodía de ecologismo avant la lettre:[7] sólo melodía, Heidegger tiene su propio bajo continuo.
Y se pregunta también en qué medida el construir pertenece al habitar…..¿qué es una cosa construida?[8] Para aplicar su reflexión presenta como ejemplo un puente: el puente no sólo junta dos orillas, «coliga» la tierra como paisaje en torno a la corriente.[9] Surge como un lugar, por la propia presencia del puente. El puente es un lugar. Reflexionando sobre el lugar y el espacio se hace una luz sobre las cosas que son lugares. Las auténticas construcciones, que son lugares, marcan el habitar llevándolo a su esencia......dan casa a la esencia.
Esta casa fue construida en gres -a escala- como pieza única, a partir de los planos de una casa de Becerril, en la Sierra de Ayllón, Segovia.
[1] Y sigue destacando en la actualidad: las casas edificadas en los años 50 mantienen un límite de altura, y las calles están proporcionadas con ellas, consiguiendo un entorno aceptable -similar al destruido- más habitable, con lugares animados y donde los itinerarios individuales se cruzan y se mezclan. En Marc Augé. Los no lugar. Espacios del anonimato. Barcelona: Editorial Gedisa, 2000, p72.
[2] Martin Heidegger. «Construir, habitar, pensar», en Conferencias y artículos. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1994, p.127.
[3] Ibidem, p.127.
[4] Ibidem, p.129
[5] Ibidem, p.130.
[6] Ibidem, p.130.
[7] Ibidem, p.132. Más adelante nos dice: salvar la tierra no es adueñarse de la tierra, no es hacerla nuestro súbdito, de donde sólo un paso lleva a la explotación sin límites. Tomando salvar también en su antiguo sentido (retten) como flanquearle a algo la entrada a su propia esencia.
[8] Ibidem, p.132.
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