22/6/09

D. Alejo Camarero Serrano, un trashumante.

Diario de Burgos dominical de fecha 7 de diciembre de l981 DE MAYO A OCTUBRE, PROTAGONISTAS DE LA TRASHUMANCIA
 
Don Alejo Camarero Serrano, es natural de Tolbaños de Arriba, es vecino de Huerta de Arriba y en un ayer que rebasa por más de 30 años, fue trashumante Con su rebaño de ovejas merinas. Don Alejo es persona jovial, de modales y ademanes juveniles y cabalga sobre una memoria prodigiosa, aunque no es un hombre demasiado mayor; va a cumplir 70 años. - Hablemos de su vida de merino. - Desde los l3 años hasta los 48.años, baje y subí con rebaños a Extremadura (llama bajar al ir y subir al regreso). Al principio, el ganado era de mi padre. Luego tenía mi propio rebaño. El año de la mili y los años de la guerra no fui. Marchábamos nada más pasar la Virgen del Rosario, el 6 de Octubre y regresábamos en mayo, para ir tardábamos diez o doce días más que para volver, porque los días de mayo son más largos y caminábamos más horas. -Cuénteme alguna da sus expediciones. - Mil ovejas, sesenta cabras treinta o cuarenta yeguas, cuatro o cinco mastines y cuatro o cinco pastores. Se andaba por la. Cañada Real, que tenía noventa varas de ancha y en algunos lugares solo tenia la mitad y se llama cordelillo en otros lugares Cordel a secas, estas eran de hierba, porque el rebaño avanzaba pastando, no solo andando.

-Es curioso; yo creía que el rebaño caminaba el día y se alimentaba por la noche. -No, el rebaño comía y caminaba, cuando se quería andar más deprisa, se utilizaban los mansos, que eran unos carneros castrados que llevaban unos zumbos (cencerros) y que estaban domesticados de modo que el compañero “(pastor que iba en cabeza) les silbaba y los mansos apretaban el paso y automáticamente les seguían las ovejas. Pero siempre comiendo mientras se anda. Por eso cuando hacíamos juntos algunos merineros ( a veces nos poníamos de acuerdo en el día de la salida} cambiábamos cada día de rebaño con respecto al que iba en cabeza; esto es, el que hoy va delante, mañana iba detrás, con el fin de que se turnase el ganado de cabeza, que siempre se alimenta mejor, ya que el segundo iba comiendo por una zona recién pastada. -¿Y la ruta? Don alejo contó deliciosos detalles, pero les contaremos los puntos más conocidos: Vallejimeno, Campolara, Lerma, Torresandino, Cabezón, Valladolid (La Cañada Real por el Paseo de Zorrilla), Medina del Campo, Peñaranda de Bracamonte, Alba de Tormes, Los Santos (Don Alejo ha tenido mucha insistencia en este nombre del que dice recordar perfectamente el letrero indicador de la entrada del pueblo) Montemayor, La Tía Bienvenida (por el nombre de la dueña de una posada) Valdeobispo, Alconetar, Brozas (uno de los destinos},yo os digo, amigos que Don Alejo es vitalidad en los recuerdos, que revive tiempos ya remotos: que la riqueza de su narraci6n.concreto todos y cada uno de los treinta y seis lugares de acampada nocturna desde Huertas de Arriba a Brozas y bastantes mas si el emplazamiento era mas al Sur extremeño. - ¿Donde pasaban las noches? - En la Cañada Real, el ganado generalmente no se abandonaba hasta llegar a la Dehesa de destino, cuando se ponía el sol, el compañero se detenía y paraba la marcha, eso era todo. Entre los mastines y un pastor en vela (dos horas do turno) no había complicaciones ni problemas. - ¿Cómo se compartía la Cañada con otros rebaños? - A Veces algún rebaño tenía mas prisa y había quo dejarle el paso. Se arreaba el ganado alargando el rebaño y quedaba libre la mitad de la cañada. Lo que Vd. no sabe es que también circulaban rebaños de vacas bravas y al cruzar o adelantarnos no se producían especiales complicaciones. Delante Llevaban vaqueros a caballos y llevaban pica para dominar a las reses; lo demás, lo hacia el hábito. Tan sólo en una ocasión nos mataron una yegua y eso que yo he dado paso por las provincias de Salamanca, Cáceres y Badajoz, a rebaños de trescientas a quinientas reses conducidas como digo. -Bien. Ya estamos en la Dehesa --¿Que superficie se necesita y cuanta renta a pagar? -Una fanega de tierra por oveja (yo creo que son unos 650 metros cuadrados); en cuanto a la renta, recuerdo que en el año l.923, pagamos unas dos mil pesetas por una inca de 400 fanegas y a finales de la década de l.940 se pagaban de cuarenta a cincuenta mil pesetas por mil fanegas. -Donde recuerda haber estado con su rebaño trashumante. -De la provincia de Cáceres, en Coria, Morcillo, Torrejoncillo Portezuelo, Montehermoso, Cañaveral, Río Lobos. De la provincia de Badajoz, Cabeza de Buey, Campo Ángel y Pueblo Bando. -Bueno, veamos, como vamos a pasar de Noviembre a Mayo en la Dehesa, ¿cual es su alojamiento? -El chozo. Se trata de una construcción cónica, hecha de retamas jara y palos; en el centro, se enciende un fuego, aunque el chozo no tiene chimenea, el humo, sale por los esquicios del material usado. Alrededor de la cocina, las camas, dispuestas en forma de radios. Las camas se hacen con cuatro horquillas clavadas en el suelo y unos palos de horquilla, luego se cruzan los palos, no había nada mejor. Para dormir el que cuida la majada (que no duerme en el chozo, usa al chozuelo, que. es: una cama portátil, también de retamas y jaras cubiertas (a modo de techo por rastro) o cosido con iscal (cuerda de esparto hecha a mano), se duerme en el chozuelo metiéndose en él. -¿Alimentación? -Pan, migas y sopas de leche. La carne, solo si muere alguna res. Se dice quo se comía los veces porque tanto la cena como el desayuno se toman de noche cerrada. Por el día solo se comía pan.En la nochebuena, cada uno recibe un cuartillo de vino y a primera hora se cenaba bacalao con arroz y unos higos, después de la media noche, o sea, nacido el Niño Jesús, comíamos el frite, que era un guiso de cordero que se mataba aquella tarde.En carnaval, el obsequio consistía en media arroba de vino (ocho litros), un kilo de garbanzos, dos de tocino y uno de chorizo. -¿Una jornada de trabajo? -Se desayunaba antes de amanecer y nos íbamos a la majada. En el chozo solo se quedaba el gato, la majada era el cerramiento de red de cuerda, donde el rebaño pasaba la noche con la vigilancia de un pastor y los mastines. Al: sacarlas d allí se las dividía en retazos, dividiendo el total por el numero de pastores que éramos, por lo tanto si hay cinco pastores, pues cinco retazos; siempre llevábamos las mismas, sin cambiar una sola ni una cría; todo el día con ellas, hasta volver por la noche a la majada y luego al chozo. -¿Que descansos tenían y a donde iban? - No habían descansos. El ganado nos necesitaba siempre. Yo no recuerdo haber salido e la Dehesa más de tres cuatro veces en todo aquel tiempo. Y no mereció la pena, porque para ir a echar un trago. No mereció la pena. -En mayo volvían aquí con el ganado ¿todo seguía igual? -No. Aquí teníamos la familia y estábamos ocho días con el rebaño y otros tantos en casa. Nos turnábamos. Había mucha tarea que hacer en el campo. -¿Como ajustaban pastores? -Ahora parece increíble pagábamos ciento cincuenta o doscientas pesetas al año, era de cuenta del amo la alimeniaci6n y también le da un pequeño rebaño de treinta y cinco merinas y algún par de cabras, que solía tener el pastor, este pequeño rebano recibía el nombre de piara. Cuando no era posible encontrar pastores de la tierra, solíamos contratar abulenses que se nos ofrecían en la ruta o en la Dehesa. La única diferencia era que la lana de la “piara” de aquí era para el amo, mientras que los pastores de Ávila se disfrutaban de la lana, porque en la época del esquileo ya no estaban con nosotros desde mayo. – Oiga, ¿siempre llevaban un gato? Don Alejo, se ríe. Yo le había oído en varias ocasiones hablar del gato. Me lo explica: -Mire Vd., en el chozo estábamos expuestos a los ratones y teníamos que eliminarlos. Pues bien, el galápago los ahuyenta; o me pregunte por qué, pero es así. Cogíamos un galápago en cualquier río o charca y lo atábamos a la horquilla de la cama, sobre la que poníamos los alimentos. Así no aparecían los roedores y cuando nos veníamos, soltábamos otra vez. Al galápago. Por cierto, que nosotros nunca nos ocupábamos de él ni de su alimentaci6n; no me lo he explicado nunca.

Las fotografías pertenecen a la vía pecuaria -en su zona norte- que circunda el término municipal de Campillo de Aranda. Como se puede apreciar no sólo desaparecen pastores y rebaños, también las cañadas invadidas por los cultivos -obsérvese como la tierra arada supera la trasera del corral de ovejas- también las construcciones pastoriles son sometidas a la rapiña. Parece ser que este Museo Al Aire Libre no interesa a nadie.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy interesante el testimonio que has recuperado. En Campillo, al igual que en muchos pueblos, muchos caminos han desaparecido en los últimos años, ganándose ese terreno a las parcelas colindantes. Además existe el problema de los vertidos no controlados, que además de penarse con multas deberían retirarse. En Campillo los vertederos ilegales no se limpian y así van creciendo paulatinamente. Un verdadero problema.