Una bodega y su lagar abandonados -premeditadamente- a su completa ruina. Cuando una propiedad pertenece a varios dueños, basta que uno no quiera colocar cuatro tejas para que una pequeña reparación se convierta en algo casi irreversible. D.E.P.
José María Fuentes Pardo, Universidad Politécnica de Madrid
Ignacio Cañas Guerrero, Universidad Politécnica de Madrid
La arquitectura vernácula de las zonas rurales constituye un recurso patrimonial a preservar. En los últimos años, sin embargo, un considerable número de construcciones tradicionales ha perdido el uso para el que fueron concebidas y se encuentran sometidas a un proceso de continuo deterioro que amenaza con su ruina y consiguiente pérdida. Simultáneamente, las nuevas políticas europeas de desarrollo rural apuestan por la diversificación de actividades en el hábitat rural y contemplan el patrimonio construido como un recurso para incentivar su economía. En este sentido, muchos planes comarcales incluyen ayudas públicas para la conservación de construcciones tradicionales, conscientes de la importancia del patrimonio arquitectónico rural como recurso económico, símbolo de identidad de la población local y atractivo para los turistas.
…..
La reutilización de las construcciones vernáculas sin uso con vistas al desarrollo de nuevas funciones, presenta desde el punto de vista económico, entre otras, las siguientes ventajas:
(i) El coste de las obras de rehabilitación de un edificio antiguo depende en gran medida del estado de
conservación del mismo y de los cambios necesarios para el ejercicio de la nueva actividad. Sin embargo, en aquellos casos en los que el estado estructural del edificio sea aceptable (especialmente el de sus muros y cubiertas), las obras de rehabilitación no han de ser necesariamente más costosas que la construcción de un nuevo inmueble, e incluso resultarán económicamente más rentables (Cantacuzino, 1979).
(ii) La reutilización reduce los costes de demolición, los permisos necesarios y los tiempos de ejecución de las obras frente a la construcción de nueva planta.
(iii) El grosor de los muros de carga de las construcciones tradicionales (40-60 cm) actúa como una barrera protectora contra las pérdidas de calor. Otras técnicas bioclimáticas propias de la arquitectura popular (diseño de aleros, balcones o ventanas, elección de colores o materiales, etc.) permiten de igual modo un considerable ahorro en el consumo de energía y unas condiciones ambientales adecuadas en el interior de los edificios reutilizados.
(iv) La estética de una construcción antigua favorece la comercialización de algunos productos agroindustriales, como el vino, queso o aceite de oliva, mediante la creación de una imagen de producción artesanal ligada a las tradiciones de la zona (Ferrari, 1995)
(v) Diversos organismos públicos convocan ayudas para la financiación parcial de los trabajos de rehabilitación. Pueden citarse las derivadas de las iniciativas LEADER o PRODER, a las que nos referiremos en el apartado 3 de esta comunicación o las promovidas por las Consejerías de Agricultura y Fomento de las diferentes Comunidades Autónomas.
……
La importancia del patrimonio cultural en el ámbito social deriva principalmente de su utilidad como fuente documental para el conocimiento de las técnicas, actividades y formas de vida de la población rural en épocas pasadas (Johnson, 1988; Wauters and Goedseels, 1996).
Por otro lado, las tradiciones, folclore y arquitectura propias de cada comarca son un nexo unificador para la población local, que contribuye a su cohesión y ayuda a la implicación de los habitantes en el proyecto de desarrollo de cada zona (Verhelst, 1994).
Sin embargo, el beneficio social más destacado del patrimonio rural es, probablemente, su contribución a la creación de empleo. Aunque no existen estadísticas ni cifras nacionales o europeas sobre puestos de trabajo asociados al turismo cultural; de forma cualitativa, la contribución resulta un hecho evidente. Asimismo, la reutilización de construcciones permite igualmente la puesta en marcha de pequeños negocios con inversiones relativamente reducidas, al tiempo que genera actividad en el sector de la construcción.
…..
Diferentes autores han aludido al valor visual de los edificios tradicionales, cercas de piedra y otros elementos del patrimonio construido como parte integrante y diferencial de los paisajes rurales (Peters, 1981; Ruda, 1998). Sin embargo, la tradicional armonía entre paisaje y desarrollo humano, propia del hábitat rural, se encuentra amenazada en las últimas décadas por la introducción de diseños y materiales propios de la construcción urbana en edificios agrarios y viviendas. Ello provoca fuertes contrastes de colores, texturas, formas o volúmenes con las restantes edificaciones y con el propio entorno natural (Ayuga et al., 2001).En este contexto, al tiempo que crece la degradación de los paisajes rurales, se consolida una tendencia en el sector de la construcción al uso de técnicas sostenibles, que limiten los impactos ambientales durante la ejecución de las obras, uso y derribo de los edificios (Tiwari, 2001). Desde este punto de vista, la prolongación de la vida útil de las construcciones antiguas mediante su cambio de uso, supone una reducción en el consumo de energía y materiales frente a la edificación de nueva planta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario