Es inevitable, hay construcciones prácticamente arruinadas que no tienen ya posibilidades de rehabilitación. Esto ocurría en este grupo de casas, que formaban una plazuela en la Travesía Conde Siruela, y que entraron en un proceso de ruina irreversible al quedar sin tejas en la cubierta.
Afortunadamente la nueva construcción recupera características de la arquitectura vernácula como la teja invertida para el alero de la cubierta, mantiene cierta proporción en los vanos y recupera la solución tradicional de dejar en piedra la planta baja y enfoscada la superior, más un desván bajo cubierta. Hay soluciones contemporáneas como el encuadramiento de los vanos con placa de piedra caliza o para proteger el alféizar de las ventanas superiores. Todo ello le da un aire moderno y sobrio que no rompe la armonía del conjunto. Con acierto, crea una solución que rompe la simetría en la planta baja para crear dos ventanas iguales en la superior.
Agradece la vista las soluciones de fachada equilibradas, hechas con un sentido práctico. Ese tipo de casas están hechas de dentro hacia afuera, no como las repolludas y feas que se hacen pensando sólo en el exterior, para impresionar –desagradablemente- al visitante con sus excesos decorativos de Exín Castillos.
Lo bello en las casas de pueblo siempre tiene un sentido práctico, y esta casa está hecha para disfrute de sus moradores.
Dejamos la imagen de las construcciones antiguas con el color sepia de lo pasado.
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